Cuentos para pensar sobre EL CAMBIO

Fábula de La rana y el alacrán

   Cuenta una vieja historia, que en un país distante se  encontraba una rana junto a un bello estanque. Esta se disponía a entrar cuando de repente apareció un alacrán y le  dijo:
-Amiga rana ¿que haces?, y la rana le respondió:
-Estaba   a punto de entrar en  el estanque, ya que mis hijos me esperan  ahí.
El alacrán volvió a hablar:
-Amiga rana, no seas mala  y  hazme un gran favor: llévame al otro lado del estanque sobre tu lomo, ya que yo no puedo cruzar por mis propios   medios.
La rana con un poco de temor le contestó:
-Eso no  puede ser posible, ya que tú  eres  un alacrán y me picarías sin  duda alguna.
-Confía en mi -replicó el alacrán- puesto que quiero un favor  no te picaré   y además si yo te picará, me ahogaría yo también pues , como te he dicho, no sé nadar.
Ante esas explicaciones la rana asintió
-Está bien, confío en ti.
El alacrán subió al lomo de la rana y comenzaron a cruzar  juntos el estanque, pasando un poco más de la mitad del   estanque el alacrán levantó la cola y la ensartó en el lomo de  la rana.
La rana  herida  se giró a ver al alacrán y le   preguntó:
-¿Porque lo hiciste alacrán?, tú lo habías  prometido.
 Y el alacrán confundido y lleno de pena respondió mientras se ahogaba:
 -No sé por  qué lo hice, ¿será porque soy alacrán?. Mi naturaleza es picar.
Diciendo esto murieron los dos ahogados en mitad del estanque.


Puedes escuchar la fábula aquí...



Cuento: El alacrán y el maestro
Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio  cómo un alacrán chapoteaba moribundo en una gran charca.
Se acercó a socorrerlo ante el asombro del discípulo:
-      ¿Cómo vas a ayudar a un alacrán?. El te picará sin dudarlo.
El maestro seguía en su empeño de salvar al vida al pobre alacrán. Ayudándose de una caña intentaba sacarlo del charco. Mientras tanto el alacrán se revolvía e intentaba picarle con su aguijón.
Su discípulo no entendía su empeño:

-      No merece la pena el esfuerzo. Los alacranes son desagradecidos y cuando pueda te picará.
El viejo sabio no atendía a las razones de su discípulo   e intentaba  sacar al alacrán de la charca  sin  ser picado.  Así estuvieron largo tiempo hasta  que la insistencia del maestro se vio recompensada y el alacrán  salió corriendo del agua.
De nuevo el discípulo le preguntó perplejo:
-      ¿Por qué  salvaste al alacrán de su destino?
El maestro se tomo  un tiempo para responder y luego le dijo:
-  La naturaleza del alacrán es picar, y la mía es salvar. Cada  uno hemos hecho lo que debíamos hacer.


Comentarios